Por Genevra Pittman
NUEVA YORK (Reuters Health) - Los atletas estudiantiles serían más propensos de lo que se cree a morir por un paro cardíaco. Esta noticia surge menos de dos meses después de la muerte del jugador de baloncesto Wes Leonard, de un colegio secundario de Michigan.
El paro cardíaco en atletas es bastante raro. Aun así, "debido al esfuerzo intenso que realizan, son más propensos a sufrir un paro cardíaco súbito", explicó la doctora Kimberly Harmon, de la University of Washington.
En un estudio publicado en la revista Circulation, el equipo de Harmon estimó los casos de muerte cardíaca súbita en atletas estudiantiles de la National Collegiate Athletic Association (NCAA) entre el 2004 y el 2008.
Para eso, combinó datos de la oficina de salud y seguridad de la NCAA con información de los atletas y búsquedas en internet sobre paros cardíacos repentinos en jóvenes.
La investigación determinó un total de 273 muertes totales de atletas de la NCAA en cinco años. La mayoría había sido por accidentes y sólo 80 por causas clínicas, en las que la muerte cardíaca súbita se había cobrado la mayoría: 45 o 1 por cada 44.000 atletas en un año.
Los jugadores de baloncesto masculino de Primera División fueron los más afectados: murió uno de cada 3.100 jugadores por año.
En general, los jugadores de baloncesto fueron más propensos a morir por un paro cardíaco, seguidos de los nadadores y los jugadores de lacrosse. La mortalidad por paro cardíaco fue más común en hombres y atletas negros que en mujeres y atletas blancos.
Las cifras son más altas que en estimaciones previas, pero lo más sorpresivo fue que "en algunos subgrupos, los números fueron altísimos", dijo el doctor Sami Viskin, cardiólogo del Centro Médico de Tel Aviv, en Israel, que no participó del estudio.
¿Hay que pesquisar a los atletas?
El equipo sostuvo que los resultados son un punto de partida para determinar quién tiene riesgo de sufrir un paro cardíaco. Entonces, a esos atletas se los debería evaluar para detectar anormalidades cardíacas que predisponen a tener algún problema.
Existe una controversia en cuanto a si el uso del electrocardiograma (ECG) para pesquisar a los atletas justifica su costo. Un ECG cuesta unos 100 dólares. Harmon dijo: "En algunos deportes, etnias y sexos, la pesquisa sería efectiva en términos de costo, dados los resultados".
Para Viskin, el problema con la evaluación es que los defectos cardíacos son tan poco frecuentes y los ECG son a veces tan confusos que sería posible que los médicos confundan los resultados. "El nivel de evidencia con que contamos no justifica hacerlo obligatorio", dijo.
Harmon señaló que otra forma de prevenir estas muertes es garantizar que los atletas a los que se les para el corazón durante el juego reciban tratamiento inmediato con un desfibrilador externo automático, que cuestan unos 3.000 dólares.
FUENTE: Circulation, online 4 de abril del 2011
Reuters Health
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_111387.html
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